Eva al desnudo.




A finales del 2008 visité el Centro Mujer 24h para despedirme y agradecerles su ayuda. Tuve una conversación con Carmen, abogada, hedonista y muy buena en lo suyo.  En clave de humor, entre Lina Morgan, Carmen Machi, Carmen Maura y Chiquito (¡horrr!), yo escenificaba de pie delante de su despacho historias tragicómicas devastadoras.  Mi abogada se partía de risa, y yo con ella.  Ya nos podíamos reir.
- Eva, ¡tienes que escribir!
- Ya, sí. Me gusta escribir, pero ¿qué?
- ¿Cómo que qué? Todo esto que me cuentas.

Nos despedimos poco después, cariñosamente.  Cuando atravesaba el umbral de su despacho añadió:
- ¡Quiero leerte!

Sin saberlo Carmen, es la impulsora de mi vocación.
 
La valoración que hacemos de nosotros mismos está distorsionada. Nos ocurre con nuestra voz, que al escucharla desde dentro y desde fuera, no la reconocemos cuando nos escuchamos en una grabación.  Sin embargo, quienes la escuchan con nosotros nos aseguran que es así como verdaderamente suena.  Y no por ello nos lo terminamos de creer, y no por ello nos termina de gustar.

Mi amigo Belmonte, "torero" que lidia en el extranjero, me escribió: "I wonder if people around you know how complete and powerful you are".
Mi amiga Alicia se preguntaba de mí cómo era posible llorar a carcajadas.

Yo sigo wondereándomelo todo, todos los días.

Después de ser la escribana de muchas y de algunos, a todos mis amigos les pedí algo a cambio: quería argumentos para contar historias.  Una anécdota, una foto con nota al pie, una canción y el recuerdo que evocara... algo con lo que poder escribir un cuento. Amor, con amor se paga.

Presenté las siguientes condiciones:
1.- Guardaré el anonimato de la fuente.
2.- Tómatelo como un juego, como una divertida anécdota de tu vida.

3.- Se vale romanticismo, erotismo, frustración, engaños, desengaños, pasotes (de guay o de puaj), y sentimientos diversos.
4.- Valen historias reales, soñadas, fantaseadas, propias o ajenas. No necesito aclaraciones. 

Esta es la naturaleza de "Citas, encuentros y mensajes", que empezó con "600 Besos", del artista ilustrador Arly Jones, y que nadie sabe cómo va a terminar.  Quizá tú, que estás leyendo ahora, tengas una historia que quieras que yo cuente. Adelante...

En cuanto a la fotografía, es otra pasión que en ocasiones es profesión, cuando me encargan unas fotos. 

Esta es mi esfera, mi mundo, mi visión.